Callada, solitaria, Micaela continúa con sus labores hogareñas. Su familia es un logro personal, la vida le sonríe, sus hijas significan su orgullo. Todo, fruto de haberse “casado bien”, con quien debía, tal como su mamá, su formación y la sociedad lo indicaba.
Su burbuja, es imposible de penetrar, Micaela no teme, cree caminar firme, solo que sus pasos y su latir disminuyen; el espejo lo confirma, el tiempo, amante incuestionable de la corrosión y la acrimonia, ha efectuado su camino por las arterias de su vida. Ella, ave blanca y sumisa, se detiene… el espejo frunce el ceño para estallar ante la burbuja, fino cristal, cárcel de los sueños enquistados.
Estimada Adriana: Ud. nos visitó en la feria del libro donde le obsequiamos libros sobre la historia del mutualismo, y amablemente Ud. nos dejó su librito, el cual agradecemos. Le solicitamos si pudiera mandarnos algun comentario sobre el material que obtuvo, ya que estamos trabajando en continuar con otras ediciones y nos es de referencia. Muchas Gracias y felicitaciones por lo suyo. Noemi Gladys Gorriz
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