La mujer de Tol
a Julio Cazas Cardozo
Una antigua leyenda wankanari cuenta que, en el
altiplano andino, hace miles de años, Tol y su mujer fueron visitados por dos
extranjeros quienes les advirtieron del inminente fin de su pueblo, los urus, y
les recomendaron cruzar el lago Minchín, si deseaban salvarse. Deberían navegar
hacia el naciente y no darse vueltas a mirar, bajo ninguna circunstancia.
Obedientes, tomaron sus pertenencias, subieron a la vieja barcaza y emprendieron la huida. A mitad de camino, un gran resplandor iluminó el cielo y un estruendo se escuchó a sus espaldas.
La mujer de Tol quiso ver lo que sucedía y volteó hacia la aldea. Al instante, el lago se secó y el paisaje se vistió de un blanco inmaculado. A pie, Tol y su mujer, continuaron la marcha por el Salar de Uyuni.
Obedientes, tomaron sus pertenencias, subieron a la vieja barcaza y emprendieron la huida. A mitad de camino, un gran resplandor iluminó el cielo y un estruendo se escuchó a sus espaldas.
La mujer de Tol quiso ver lo que sucedía y volteó hacia la aldea. Al instante, el lago se secó y el paisaje se vistió de un blanco inmaculado. A pie, Tol y su mujer, continuaron la marcha por el Salar de Uyuni.
Susto
— ¡Papá, papá! ¡Hay un hombre debajo de mi cama!
— Tranquilo, hijo. Tuviste una pesadilla. Recuerda lo que siempre nos dice tía Elvira: “¡Los hombres no existen!”.
Y el pequeño monstruito volvió a dormirse.
— Tranquilo, hijo. Tuviste una pesadilla. Recuerda lo que siempre nos dice tía Elvira: “¡Los hombres no existen!”.
Y el pequeño monstruito volvió a dormirse.
Los unicornios
Dicen que en el claro del bosque viven los últimos
unicornios. La gente está inquieta: quieren capturar uno vivo y confirmar su
existencia.
Dicen que para hacerlo, una doncella debe internarse en el bosque y el unicornio, dócilmente, saltará a sus brazos.
Una a una han enviado a todas la jóvenes del pueblo y cada una ha regresado con las manos vacías.
Por no descreer de las doncellas, dicen ahora que todo era un mito y el pueblo ha vuelto a la normalidad.
En el claro del bosque continúan viviendo los últimos unicornios, sin que nadie los moleste.
Dicen que para hacerlo, una doncella debe internarse en el bosque y el unicornio, dócilmente, saltará a sus brazos.
Una a una han enviado a todas la jóvenes del pueblo y cada una ha regresado con las manos vacías.
Por no descreer de las doncellas, dicen ahora que todo era un mito y el pueblo ha vuelto a la normalidad.
En el claro del bosque continúan viviendo los últimos unicornios, sin que nadie los moleste.
El señor Clemens y el cometa Halley
Cuando, en noviembre de 1835, el cometa Halley se
acercaba a su perihelio, en Florida, un remoto pueblito de Missouri, nacía el
niño Samuel Langhorne Clemens.
Curiosamente, 75 años después, cuando el cometa Halley estaba nuevamente en su perihelio, en su lecho de muerte, el señor Clemens anunciaba a sus deudos y amigos:
— He venido con el cometa y me iré con él.
El señor Clemens murió el 21 de abril de 1919, cumpliendo estrictamente con su vaticinio.
El mundo lo había conocido por sus asombrosas novelas de aventuras y por el famoso seudónimo con que las firmaba: Mark Twain.
Curiosamente, 75 años después, cuando el cometa Halley estaba nuevamente en su perihelio, en su lecho de muerte, el señor Clemens anunciaba a sus deudos y amigos:
— He venido con el cometa y me iré con él.
El señor Clemens murió el 21 de abril de 1919, cumpliendo estrictamente con su vaticinio.
El mundo lo había conocido por sus asombrosas novelas de aventuras y por el famoso seudónimo con que las firmaba: Mark Twain.
Julio Ricardo Estefan nació en 1963, en
Monte Buey, Marcos Juárez, provincia de Córdoba (Argentina). Desde 1981 vive en
San Miguel de Tucumán. Es Bachiller Universitario en Física y Analista de
Sistemas. Es profesor en la Universidad Nacional de Tucumán. Durante el 2008
publicó sus trabajos en la revista Ñ, del diario Clarín (Buenos Aires), La Buhardilla de Papel (Rosario) y en diversos blogs de Literatura. Integra varias antologías y ha editado entre otros La excepción a la regla y Juegos de superhéroes. Los textos forman parte
del libro, La torre de Papel (La aguja de Buffon ediciones, San
Miguel de Tucumán, 2013) que gentilmente me obsequiara el autor.
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