Distracción
Me la paso perdiendo todo,
las llaves del auto, la billetera, las lapiceras, hoy me di cuenta de que perdí
sesenta y dos años.
Imperdonable
Cuando lo descubrieron
caminando desnudo por el bosque dijo que era Adán.
Desde entonces permanece
encarcelado por “apología del pecado original”
Certeza
─¡Juegan a la pelota!, por la
forma de correr y patear diría que corren tras un balón.
Te extrañará que diga esto
pero es que las circunstancias de este día se precipitaron de tal manera de tal manera que me resulta muy difícil
aceptar, de primera, cualquier afirmación.
Todo comenzó con ese ulular
del viento, constante y rugiendo, en las copas de los árboles, el filo de los
techos de chapa y los vidrios de las ventanas.
Me desesperaba en mi lecho de
terapia intensiva, el saber lo que estaba sucediendo afuera.
La noche se instaló en ese
instante y permaneció hasta ahora…
─¡Para mí que estos juegan a
la pelota!
Mimetismo
Hace algún tiempo hice un
pozo en el jardín de mi casa y vi a mi rojo corazón latiendo sobre la negra
tierra. Arrojé las semillas tapé todo y ahora disfruto de unas hermosas flores
del color de mis ojos, con pétalos suaves como mi piel, que exhalan unas ganas
de vivir que nos identifica.
Espermatozoide
─¡Se salvará uno solo!, dijo
el lento con aire de resignación mientras sus compañeros corrían enloquecidos.
Esperó que desapareciera el
forro, comenzaran los juegos del round siguiente y a los nueve meses sonrió un
varoncito rubio.
Acompañado
Nunca estoy solo, una lluvia
invisible golpea las chapas de mis noches para ayudarme a dormir y durante el
día, el sol ilumina mis caminos para que no me pierda.
Salvado
Cuando la explosión destrozó
mi cuerpo, yo estaba con la poesía.
Ahora toco la lira a San
Pedro.
Sin patrón
─Al sentarme comencé a
reflexionar… todo se veía diferente desde allí. Habían desaparecido las
presiones de los otros. Estaba conmigo en mi mundo.
─¿Vas a tardar mucho?
─No, ya salgo…
Y se terminó mi fiesta.
Eduardo Santos. Hemos podido obtener muy pocos datos
sobre su biografía. Sin embargo figura en numerosas antologías de peso. Según
su perfil de Facebook, nació en Buenos
Aires en 1940 pero nos apunta Rogelio Ramos Signes ─en su libro Monoambientes─, él sostiene que es tucumano
por adopción. Escribe desde el año 2001. En
Cuaderno Laprida nos cuenta que estudió licenciatura en Matemáticas.
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