sábado, 15 de noviembre de 2014

MICRRRELATOS DE ROGELIO DALMARONI





CINCO MICRORRELATOS DE ROGELIO DALMARONI*

MILLONES          
Millones de personas van y vienen, se escuchan autos, gritos, puertas que se abren y se cierran, aviones, voces de niños, edificios en construcción, una bella voz de mujer.
El hombre está sentado en el living.
Nadie llama a su puerta.


DOS BUENAS NOTICIAS PARA PEDRO
Dejó de fumigar apenas comenzó, porque sintió un fuerte dolor de cabeza; no era la primera vez. Caminó a su casa con la visión borrosa. 
Tomó mucha agua y se acostó, no podía mantenerse en pie.
Al rato, quiso levantarse para terminar la fumigación y darle de comer a los chanchos, pero no pudo.  Respiraba cada vez con más dificultad.
Le pareció escuchar una camioneta.
Sintió una fuerte opresión en el pecho.
Recordó que María había sentido lo mismo antes de morir. 
Tuvo convulsiones y vomitó. Entró en coma.
El ingeniero golpeó la puerta. Dejó el veneno en la galería  y se fue a la plantación a buscar a Pedro. Quería darle dos buenas noticias: el aumento en el precio del tabaco y la beca escolar de la empresa para su hijo.


EL LECTOR 
Luego de unos meses y con algunos cuentos, ilegibles de tan corregidos, la idea de que no tenía sentido continuar escribiendo se volvía más recurrente y agobiante.
Fui perdiendo paulatinamente el entusiasmo.
En otoño comencé a sentir una levedad creciente.
Me fui transformando en un papel, con mis cuentos de mierda.
Me arrugué más y más…me hice un bollo…y caí en el cesto.
En el basural, un cartonero abrió el papel, leyó los cuentos y se emocionó.


COMO DEJAR DE SER BREVE
Desde niño llamó la atención su inteligencia. Abanderado en la escuela, medalla de oro en la universidad, recibió un importante premio nacional del cuento ultracorto a los quince años.
Lo llamaban “hiperbreve”,  porque eyaculaba apenas las mujeres comenzaban a acariciarlo.
Como estaba convencido de que había una relación estrecha de la literatura con el sexo, dejó de escribir microficciones y se dedicó a las novelas, pero ellas se volvieron interminables.


RUTINA            
Se levantó el domingo media hora más tarde que el resto de la semana,  preparó el desayuno, le dio de comer a los gatos y a la perra, recogió el diario en el buzón, se sentó debajo del limonero a leer: primero el pronóstico del tiempo, después el horóscopo, luego el obituario para ver si había conocidos.
“Ricardo Iribarne falleció el  12 de enero de 1948. Será enterrado hoy a las 16hs”
- No sabía que había otro Iribarne… - pensó.
Buscó en la guía telefónica y no encontró su apellido. Llamó a la funeraria y le confirmaron que estaban velando a Ricardo Iribarne; pidió entonces para hablar con algún familiar; cuando escuchó la voz llorosa de su hija prefirió no responder.
Sacó del placar el traje de hilo blanco del casamiento y lo puso sobre la cama.
Volvió al limonero y siguió leyendo el diario, a las 12 almorzó, luego durmió la siesta hasta las 15y30, se dio un baño y acompañó el traslado de sus restos al cementerio. 


  
 *Rogelio Dalmaroni: Nació en 1953, en Apóstoles, Misiones. Además de escritor, es promotor de la agroecología en el Ministerio de Agricultura de Misiones. Ha publicado en 2014 su libro de microficciones y poemas breves "Final Abierto".


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