sábado, 26 de diciembre de 2015

ESTELA PORTA (Tucumán)



               




EL MARGEN
Mientras la añosa limonera agobiada caminaba el margen (sin nombres ella y el margen) percibió una sombra que venía a su encuentro. No ofreció resistencia. Sólo le pidió unos minutos para regalar su carga acidulada a  una jovencita ágil también sin nombre, que a su lado caminaba el margen


VAMPIRISMO
Noche cerrada. La cruz de plata, los ajos, la cuña de madera que clavaré en su corazón, todo en orden. Rezo. Está amaneciendo, la claridad lo detendrá. Pero todo ha sido inútil, él abre decidido la puerta de la habitación 303 y entra. ¡Rapidito prepare el brazo, cierre el puño!, y, tranquilo él, me ajusta la gomilla.


RESURRECCIÓN
Último control de detalles para la riesgosa intervención de un cerebro. Sumida en otra dimensión, la paciente no opone resistencia. El especialista, impertérrito; sin sangre, sin complicaciones, logra interconectar las neuronas. Presiona un botón y la computadora recobra vida, mientras él desconecta su propio programa.

INSTANTE
Para él fue duro desandar el puente de sus propios gritos de ofensa hacia su hijo, esos latigazos de la lengua tan vertiginosos en el instante de la revelación del joven. Arrepentido, el padre dio cada paso hacia atrás, eligió cada palabra para coser los tajos profundos y las enhebró, una a una, en el ojo esperanzado de la palabra Perdón. Pensó en Hamlet ¿ser o no ser? Al fin y al cabo somos lenguaje y tiempo, se dijo, una efímera cuestión de géneros, hasta que la muerte. Y lo/la abrazó con Amor.


EL PERIPLO DEL HÉROE
La recompensa asomó tímida desde las raíces de un nogal calcinado. La llamada insistente, voy, voy, voy y el minuto en atravesar el umbral de la rutina y pararse frente al cerro, ese ovillo de llamas. Todo él convertido en un diluvio alevoso, a contrafuego, a contramuerte. La serpiente y el colibrí, el gato montés, las lianas y los nogales avivaban el infierno. Soy invencible, soy invencible. Hasta conspiró el cielo en un tobogán de agua, esa vez. Respiró hondo, extenuado, contemplando su nuevo territorio de cenizas; acababa de iniciarse en esto de ser Bombero Voluntario para siempre. Sí, los ojillos asustados de la vizcacha, la mejor recompensa.


N.N.
Y cuando ya no le quedaba qué perder, se apropiaron de su nombre y de su muerte.


Estela Porta. Escritora taficeña; Tucumán, Argentina. Profesora en Letras (UNT)
Presidente fundadora S.A.D.E.-TAFÍ VIEJO (2004-2006). Asesora Cultural de ASOLAPO. Mujer Destacada en las Letras por: Municipalidad de Tafí Viejo, 2010-2011-2014; Ente de Cultura de Tucumán, 2015 y Secretaría de Extensión Universitaria - UNT, 2015. Ciudadana Destacada en las Letras taficeñas por Honorable Concejo Deliberante de Tafí Viejo, 2014
Antologías, entre ellas: La Luna en Verso, España, 2013, Buena Letra Antología Bilingüe 2, Italia, 2014; Poesía bajo el Farol, Tucumán, 2013 y 2015, Voces Femeninas del NOA, Tucumán,  2015. Libros de autor: Pequeños Fuegos, UNT, Tucumán, 2013. Del Lado de los Tarcos, UNT, Tucumán, 2014, De Tarcos y Gorriones, UNT, Tucumán,  2015.


lunes, 2 de noviembre de 2015

MICRORRELATOS DE MÓNICA MAUD (Santiago del Estero)



Obsequio

La doncella se ruborizó frente a sus labios.
- Que luzca el mejor vestido – ordenó el joven desafiando al rey.
- Sí, que nuestras deliciosas piedras, nuestros oros y riquezas adornen sus cabellos – gritó la multitud.
- Que su calzado de azafrán ilumine cada uno de sus pasos – el príncipe imploró.
- Que sus manos blancas dibujen nuestros sueños – clamaron.
La doncella se deslizó engalanada hacia su encuentro.
- ¡Qué viva la reina! – rugieron los muros imperiales – El ojo de la piedad.
- ¡Qué viva! – se oyó - ¡La heredera!
La cabeza de la mujer rodó, esparciendo lágrimas, a los pies del penúltimo beso.


La promesa

Los amigos se encontraron en una esquina. Estupefactos, se miraron. Llegó el abrazo; luego, las lágrimas.
Ambos suspiraron la antigua promesa.
Dos dagas centellearon. Sólo una se opacó.


Orgullo

Jamás había podido con un rompecabezas.
- Malditos ingeniosos que destruyen este orgullo que me alimenta – blasfemaba, mientras se arrastraba por los valles de la miseria.
El día de su cumpleaños recibió uno; y lo desechó. Pero, la curiosidad o el arrebato lo sentaron a la mesa.
Veinte años se tardó. Cuando quiso ver el sol, la figura apareció: heridas, piedras, ruindades, promesas, palabras, cadáveres; sólo diminutos trozos de cartón.
Murió (o se desvaneció en su arrogancia). Dicen que no despertó.


Reyes

Según el oráculo, el sendero pedregoso era el de la derecha, pero su sentido común indicó al rey semejante equívoco.
Rió a carcajadas cuando la tropilla llegó arrastrando en despojos el cuerpo de su enemigo. Atila, el rey.


Salvación

La languidez de sus manos lo apesadumbró. El hedor a viejo lo atormentó. Los gemidos de dolor lo contuvieron. El espejo enmudeció.
Un médico, dos asistentes, tres angarillas,  cuatro drogas, cinco canalillos; el respirador, que él ahogó en su postrera espiración.  


Supuesto

Si hubieras imaginado que el decreto acabaría con la existencia de tus seis hijos enamorados de aquella, tú sonrisa, ¿habrías mantenido la cordura entre la furia y la pasión, y tal vez, sólo tal vez, habrías soslayado tamaña insensatez?

Te juzgan. No comprendes. No hay sentencia. Sueñas. No lo sabes. El sudor te envuelve. Acabas de desnudarte frente al espejo de los rostros olvidados. Presumes el hedor. Gimes. Recuerdas. Aúllas. Tu vida ha cobrado sentido: asesinar a tu mujer.


Mónica Maud (1962) es oriunda de Santiago del Estero, Capital. Ha estudiado Letras en los niveles terciario y universitario. Ha ejercido muy poco la docencia ya que decidió dedicarse con más apego a la comunicación social, ha sido propietaria y editora de Revista Pragma, dedicada a la Lingüística; luego, editora del Suplemento Cultura de Nuevo Diario, es directora editorial de Revista Aprender. Ha colaborado con numerosas revistas literarias y con La Gaceta Literaria, de Tucumán.
Tiene editado un libro de cuentos, Yo, sacrílega y otros, inéditos.  Es solitaria, lectora voraz y fanática de los escritores argentinos del Boom y de los rusos. 

sábado, 17 de octubre de 2015

MICRORRELATOS DE LUIS ALBERTO TABORDA (Catamarca)



                                             


DOS GUERREROS
Diálogo entre dos guerreros veteranos.
―Por fin hemos llegado a esta orilla del río
―Ahora solo debemos recordar a que veníamos.

EL INVENTOR DE LA PÓLVORA
Es una pe que nadie recuerde el nombre del inventor de la pólvora. Imagino que fue un visionario, habitante de alguna remota aldea china der hace por lo menos 5.000 años. Spongamos que se llamó Chu Lai y que tuvo la ocurrencia de unir nitrato de potasio con carbón y con azufre, pensando que su experimento era otra inocentada. Puro fuego fatuo. Separó una buena porción, la dispuso en un cucurucho de papel y le acercó, sonriente, ceremonioso y delicado, un tizón encendido. Entonces vio. ¡Vio!
Y fue lo último que vio.

LOS PINGÜINOS
Dijo el mejor alumno de la clase: «Los pingüinos son aves excelentemente provistas contra el frío ya que tienen tres capas de plumas cortas y un  grueso forro de grasa que las protege. Además, sus alas y sus patas están adaptadas con toda perfección para las actividades natatorias».
Y a continuación dijo el peor alumno de la clase «Sin embargo los pingüinos jamás aprenden a volar y por eso se los conoce  también en todo el mundo con el nombre de pájaros bobos»

OTRA VEZ EL DINOSAURIO
«Debo consumir peyote con más cuidado si quiero ahorrarme estos sustos», pensó el hombrecito mientras orinaba en un rincón de la cueva.

EL ARCA
El inmenso portalón se deslizó con suavidad.
Por él ingresaron hacia la concavidad oscura, en procesión radiante, todos los astros, todas las estrellas, todas las galaxias y todos los universos.
Luego, la escotilla se cerró y la nave prosiguió viaje en silencio 


Luis Alberto Taborda, nació en la ciudad de La Rioja en 1953. Vivió y estudió Filosofía en Córdoba. Desde 1984 se encuentra radicado en Tinogasta, Catamarca donde ejerce la docencia superior. Desde hace tres décadas publica obras de diversos géneros. Ha publicado varios libros de poesía, relato, y aforismo. Sus últimos libros son: La golondrina sedentaria (2011), La oveja rebelde (2011) y La mina y otros cuentos (2013). 

El material para la presente nota fue obtenida de los libros Monoambientes (Microrrelatos del Norte Argentino) Selección y prólogo de Rogelio Ramos Signes, Ediciones Desde la gente y de Microrrelatos del Noroeste Argentino (Antología), selección y prólogo de Ana María Mopty de Kiorcheff, Fondo Editorial, Subsecretaría de Cultura de la Provincia de Salta. 


martes, 29 de septiembre de 2015

MICRORRELATOS DE ANA MARÍA MOPTY DE KIORCHEFF (Tucumán)



Del libro CON OJOS Y ALAS

Sueño
Cada noche fabrico, como puedo, un ala azul y le preparo un viaje al lugar que más desee. Le exijo a su regreso: alegrías de otras tierras, brisa del río y un canto para mi otra mitad sin alas.

Error
Insistió la mosca buscándole la boca, las fosas de la nariz. Un manotazo violento la obligó a alejarse. La mosca había equivocado el domicilio: era al lado, donde las flores y el gentío.

Insubordinación
Acepto la costumbre de contar ovejas para atraer el sueño, pero a menudo sigo a una que se escapa. Continúo distraído lejos del rebaño, y como ellas, saboreando campos. Es verdad, no escucho la voz de mi jefe que enloquecido grita reclamando los datos del archivo.

Rosaura
Muchas veces soñó que por ella un hombre se sintiera condenado. Lo encontró con cadenas en la torre y le liberó el sueño. Esa tarde ella también soltó sus pájaros.

Insatisfecho

Sancho panza nunca confesó que en las noches lo visitaba un caballero de triste figura para conducirlo a mejorar el mundo. Tanto se reiteró el sueño que, casi sin proponérselo, salió el gordo al camino donde ambos se encontraron. Desde entonces el soñante cambió toda su onírica compañía porque apenas entornaba los ojos se reiteraban las escenas de campo arado y una granja. Era el tiempo en que Quijote le prometía el gobierno de la ínsula.




Del libro: CON ABRAZOS

CIRCUNSTANCIA
El hombre se soñó soñado y quiso la circunstancia que en sueños se encontraran. Al instante se reconocieron ambos, se señalaron con el índice en un mismo gesto inquisitivo. Sorpresa y fastidio. Resueltamente abrió los ojos y uno quedó esperando otra existencia cuando sea soñado.

APURO
Verdaderamente lo había olvidado y era imposible recuperarlo con ayuda del teléfono, mail o mensajero. Seguramente estaría muy frío, sin forma, descorporizado. Cosas del apuro, dejar, entre corazones de aceituna, un beso, junto al diario.


PRESENCIA
Primero fueron hormigas las que invadieron mi casa, luego unos insectos con alas.  Ahora, que me he aprovisionado de feroces insecticidas, un ser de ropaje blanco se acerca entre las enredaderas y avanza, sin tocar, por una hilera de plantas.

EL CÍRCULO SE VA A CERRAR
Abren el vientre del charco los vehículos que pasan por la esquina. Sin proponérselo, cada uno se lleva: consuelo de perros vagabundos, noche resguardada, estrellas, rocío.

DESCUBRIMIENTO
Cuando a Colón se le ocurrió la demostración a través del huevo, no solo pensó en su tesis. Concluyó también que contenía yema, clara, nubes, alas, sol.




Ana María Mopty de Kiorcheff (Tucumán, 1948) es Profesora de Letras, egresada de la Universidad de Tucumán, docente en escuelas de nivel medio e investigadora del ILE en la UNT. Ensayista y escritora, ha participado en diferentes antologías de microficción y es una de las investigadoras más importantes del género en el noroeste Argentino (NOA). Ha editado Entre sur y norte (1993), Microrrelatos (1998), Con ojos y alas (2001) y Con abrazos (2007). En su carácter de investigadora sobre el género ha coordinado numerosas antologías entre las que podemos destacar Panorama del Microrrelato en el Noroeste argentino (2004), Micro Quijotes (Thule Ediciones, Barcelona, 2005), El microrrelato en Tucumán y el Noroeste argentino (2010) y Fervor de Tucumán (2010). es una de las fundadoras de la Asociación Literaria David Lagmanovich

las foto de la autora fue tomada desde la página Internacional Microcuentista que se lee en el siguiente enlace. http://revistamicrorrelatos.blogspot.com.ar


jueves, 30 de abril de 2015

MICRORRELATOS DE CÉSAR ARRUETA (Jujuy)




Manos de artesano

    Un viejo artesano toma una piedra y esculpe el rostro de su madre. Disconforme, la rompe. Corta un trozo de madera y labra, con perfección, el vientre de su esposa que le ha dado cuatro hijos. Molesto, se deshace de la obra.
   En un último esfuerzo, consigue un viejo mármol italiano y esculpe los ojos de su nieto más pequeño. No es lo que busca.
   Atormentado, decide cortarse las manos y venderlas al mejor postor. El comprador paga cuatrocientos pesos, más gastos de internación y prótesis. El viejo artesano se siente feliz.



Monstruos

    El niño cree ser astronauta porque, cada vez que cierra los ojos para dormir, puede ver un sinfín de destellos, luces, estrellas y deformaciones que duran hasta que abre los párpados. Cree que tiene un don, que es una forma de traslación a lugares aún desconocidos. No cuenta el secreto ni a sus amigos ni a familiares por temor a perder su capacidad.
   Cuando sus padres lo mandan a dormir, lo hace sin quejarse y en forma presurosa. Su madre está orgullosa porque se anima a dormir con las luces apagadas, pese a ser tan pequeño.



Aprendizaje

    Se levanta. Se asea. Desayuna. Acomoda algunos libros. Pasea sus perros y escribe un par de poesías. Pasado el mediodía, toma su billetera y camina hasta el bar de la esquina para comprar comida. Pide milanesa napolitana con puré. En menos de dos minutos una mujer joven le acerca el pedido. Saca un billete de veinte pesos e intenta pagarle, pero la mujer no acepta. Sorprendido, sonríe e insiste nuevamente. No tiene éxito.
   Incómodo, decide dejar el dinero en una de las mesas y partir. Pero el billete se esfuma. Deja otro billete y también desaparece. Asustado mira a su alrededor, hacia ambos lados, hacia arriba, hacia abajo. Y allí ve a su esposa, llorando.
   Se da cuenta, entonces, de que ha muerto, de que el dinero no tiene sentido.
— Así es el cielo -le susurra la mujer del bar, mientras asea la cocina e intenta quitar la grasa adherida por años-.



La despedida

    El difunto se despide. En un momento se conmueve de tal forma que desea volver a la vida terrenal. No es posible.
   De todas maneras, se siente infinitamente agradecido por las lágrimas que derraman sus seres queridos. Promete que cuando llegue a la otra vida les preparará un especial recibimiento y les mostrará lo lindo que se siente ver llorar a otros por uno que ya no está. Regocijado, espera.





CÉSAR ARRUETA. Nació en San Salvador de Jujuy en 1978, ciudad donde vive. Es licenciado en Comunicación Social y se desempeña como docente en la Universidad Nacional de Jujuy. Ha publicado un libro de microrrelatos, Noticias en la piel (2005) y numerosos textos académicos. Integra antologías regionales. Tiene un libro inédito, Formas perdidas, galardonado por la Secretaría de Turismo y Cultura de su provincia.


sábado, 28 de febrero de 2015

MICRORRELATOS DE VIRGINIA TELLO (Catamarca)




La salida de Asterión

Harto de estar encerrado, decidió  salir de su casa y viajar…
Entre todos los lugares que pudo elegir, decidió visitar Buenos Aires, no por el Río de la Plata, ni por su capital cultural, en lo más profundo de su ser,  necesitaba conocer a su verdadero padre.


Docencia I

La profesora dijo a sus alumnos “¿Alguna pregunta?”
Un alumno en el fondeo del aula, sin levantar la mano dice “¿Para qué mierda nos sirve esto?”
La docente, desfigurada, busca en su lista al alumno insolente, pero no lo encuentra (¿cómo puede ser que a mitad del año aún no sepa los nombres de sus alumnos?).
El resto del alumnado, guarda silencio.
El alumno del fondo se rie y grita “¡MEDIOCRE!”.
La docente, iracunda, lo hace calla y apuntando con su dedo índice comienza a vociferar un discurso sobre la educación, el respeto a los mayores, mientras que de sus ojos caen dos lágrimas de frustración.
Los alumnos, desconcertados, miran cómo la docente, totalmente histérica, señala y grita al fondo del curso, en donde no se encuentra ningún alumno.


Despertar

Conocerlo, fue casi un sueño.
Con la primera cachetada, me despertó.
Las que siguieron, convirtieron mi vida en una pesadilla.
El puñal en su pecho, me liberó.


Idus

Cerró los ojos e intentó recordarla.
Sólo su mirada se le vino a la mente.
Sus ojos negros, profundos… Esa mirada que lo conquistó.
Ninguna batalla fue tan difícil como intentar renunciar a esa mujer…
Segundos después abrió los ojos por última vez:
-¿Tú también Brutus?-


La niña

Tras varias semanas sin grandes novedades en la televisión, una madre llora frente a la cámara de un noticiero por la desaparición de su hija.
Nadie sabe de la niña. Todos la buscan. El país llora su desaparición.
Al descubrirse la verdad, todos los periodistas acuerdan guardar silencio. Si se supiera que descansa bajo las flores de su propio jardín, el noticiero se quedaría sin madre, sin lágrimas ni dramas, al fin de cuenta, lo que importa es el  Rating.


Despedida

Vi cuando el colectivo hizo marcha atrás y a toda la gente que saludaba eufórica a sus seres queridos, que también partían con él, yo sólo logré hacer una mueca... no pude soltar una palabra.
También, observé que en su rostro rodaban un par de lágrimas... y creo haber leído de sus labios "te amo".
Regresé a casa con el corazón destruido,  me recosté e intenté dormir…
Dos horas después, el teléfono sonó y supe que jamás volvería a verlo.







  Ana Virginia Tello nació en Catamarca en 1983. Profesora de Lengua y Literatura. Formó parte del Taller Literario del escritor Raúl Guzmán Rodríguez y del Taller Literario “Los Innombrables”. Publicaciones: Microcuentos: "Palabras catamarqueñas al viento"  Plaqn Nacional de Lectura (2011). Antología Literaria "Los innombrables" (2011).




viernes, 30 de enero de 2015

MICRORRELATOS DE DIANA BELÁUSTEGUI




AMAZONAS

Se escondía en el alma el cardo de la inclemencia, era casi como una reacción atávica contra la injusticia.
Tomó el martillo y golpeó la mesa:
-No jugarás a ser Dios, diminuto manipulador de papel, el cuerpo de una mujer es agua pura, un oasis sagrado que de ahora en más te será negado. Nunca más una mueca de dolor será por tu culpa- y dicho esto fue entregado a la horda de mujeres justicieras que esperaban ansiosas al primer sentenciado.


EL VIOLÍN

El violín suena en la frontera de la tarde, la luna se avienta enloquecida por la ventana y ella gime, casi recostada a sus pies, abrazada a las rodillas de ese hombre que le enloquece el alma con los trinos del instrumento.
La transporta, está totalmente entregada, obnubilada, hipnotizada.
Se despoja del vestido.
Él la mira sonriente, conocedor de los secretos de su música.
Se distrae un segundo y las notas se detienen.
Ella parpadea como despertando, encontrando su cuerpo semidesnudo ante él (se asusta y se cubre los pechos con los brazos).
El hombre vuelve a aniquilar el silencio con las notas y la mujer entra en trance nuevamente.
Será una noche tranquila.
Él con su música, ella con la danza en el salón, haciendo eclipsar a las sombras con su cuerpo desnudo.


UN PRECIO MÓDICO

Los espejos gritan abusivos una verdad que no merece conocer.
Se sienta, enorme, en el sillón y acerca la cartera de la inmortalidad.
Delinea ojos, contorno de labios, máscara de pestañas, base en el rostro, cremas para arrugas, color a los labios, turquesa en párpados, carmín a los pómulos.
Una pastillita para el alma, un porro para la melancolía.
Un whisky para levantar el ánimo y ya está lista para enfrentar esta insólita vida.
Abre la puerta y se para en el marco, limpiándose con la mano la transpiración del escote.
Los clientes escasean pero no pierde la impía esperanza, que ya flaquea y por ratos se tira a morir, y sigue aguardando a que llegue el amor a su puerta y pague un precio módico por compartir su miseria.


AJEDREZ

-Jaque mate
-¡Mierda! Que le voy a hacer, ¡es tuyo!
Pedro abre la puerta y explica en tono educado.
-Tras una evaluación concienzuda de tu tarea en la tierra, Dios Todopoderoso ha determinado que no podrás entrar al Paraíso. Lo lamento.
Le indicó el camino y cerró la puerta metiendo tabaco en la boca, mientras se sentaba en el banquito a observar el siguiente juego entre el luminoso y el oscuro.
-Para la próxima, será una partidita de truco- retruca el Todopoderoso guiñándole un ojo al cornudo rojo, mientras le hace una seña a su acólito para que le acerque un whisky.


SALIR Y SER

Se avienta a la naturaleza pérfida de sus noches.
Gruñe y teme.
Se escabulle.
Busca el silencio tozudo y la oscuridad palpitante.
Quiere evitar las miradas y desaparecer del camino del bípedo destructor.
Retoza entre las hojarascas y resuella buscando alivio a la lujuria de su soledad.
Quiere ser rozada y protegida.
Penetrada y salvajemente mordida. Quiere a la noche en su cabeza y un macho que le dé lo que su cuerpo de hembra ansía, y lo que el tiempo en su estirpe exige... un hijo que la mantenga fresca en la memoria de la tierra.
Quiere su sangre dando tropiezos por entre los matorrales, riéndose del hambre y jugando con su presa.
Que un día pueda erguirse y caminar, sortear la tortura de una maldición que la obliga a mimetizarse con la selva y alimentarse de carroña.
Amanece y retorna, sigue herida en su soledad, la matriz aun está vacía y amenaza con secarse.
La luz cubre la entrada a la cueva y la somnolencia vuelve a sumirla en la certidumbre (¿o es la utopía?) de que algún día ella podrá salir y ser.


Diana Beláustegui. Escritora santiagueña, amante del género negro. Una de las voces más representativas de la narrativa de terror en Santiago del Estero. Ha integrado grupos literarios (Por ejemplo "La jeta literaria") y participa de diversas antologías. Poco tiempo atrás publicó su libro "Escorpiones en las tripas". Vive en Santiago del Estero