viernes, 30 de diciembre de 2016

FABIÁN VIQUE (Buenos Aires)



El prosista irreprochable

Nunca puso un adjetivo de más. No cayó en el psicologismo ni en el panfleto. No cultivó la literatura pasatista, pero tampoco militó en el experimentalismo. No fue solemne ni cursi ni pretencioso ni meramente sarcástico. Jamás escribió una línea.

Variaciones sobre el sueño de Chuang Tzu

1
Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Un coleccionista de mariposas la vio volar, tomó la red y la capturó muy fácilmente. Luego la metió en un libro. Días después, la clavó en un cartón. Hoy en día, Chuang Tzu se exhibe  en una vitrina del Museo de Ciencias Naturales de la ciudad de Meng.

5
Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar no sabía qué clase de mariposa era y se puso a estudiar entomología. Así fue que China ganó un innecesario especialista en lepidópteros y perdió un gran filósofo.

11
Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar se dijo: tengo que aflojar con el opio.


Peces

1
Hay un cuadrado dibujado con lápiz y dentro del cuadrado un punto. El punto se mueve hacia los vértices buscando la salida. No la encuentra. Pasa la vida yendo hacia los vértices y nada. ¿Habrá aprendido que eran cuatro o habrá envejecido creyéndolos infinitos o demasiados?

3
Hay un cuadrado dibujado con lápiz y fuera del cuadrado un punto. Desasosiego

10
Hay un círculo dibujado con lápiz y dentro del círculo un punto. El punto se mueve buscando la salida y no la encuentra. Pasan los años, el círculo se desgasta, el punto sale. Encuentra otro punto. Se mueven. Encuentran más puntos. Se reúnen todos los puntos libres. Deciden  que la dispersión les quita fuerza. Forman un círculo.


Duda

¿Yo salía de tu casa a las dos de la tarde? ¿Por qué había ido a tu casa? ¿Era tu casa? ¿Teníamos una relación? ¿Venía de la mía o iba a oro lado? ¿Por qué me dolía el estómago? ¿Era tuyo ese cadáver?


Fabián Vique (Buenos Aires, Argentina, 1966) es profesor de Literatura y editor de Macedonia Ediciones.  Ha publicado La tierra de los desorientados (Macedonia Ediciones, Morón, 2008), La colección de minilibros. Minicuentos (El mandril, Morón, 1994); Con las palabras contadas (2003), La vida misma y otras minificciones (Instituto Cervantes, Belgrado, 2007), Variaciones sobre el sueño de Chuang Tzu (Macedonia, Morón, 2009), Los suicidas se divierten ( Monterrey, 2012), Peces (Buenos Aires 2015) y Fábulas, fantasmas  y fotocopiadoras – Antología personal (Editorial Micrópolis, Lima Perú, 2016). Ha obtenido el Premio de Cuentos Breves de la revista Puro cuento (1992), el premio de Literatura en la Tercera Bienal de Arte Joven de la Ciudad de Buenos Aires (1993) y el Premio en el XII Concurso de cuentos de la Universidad Autónoma de Madrid (2003), entre otros. Sus textos están recogidos en antologías y revistas de Argentina, España, México, Serbia, Marruecos e Israel.

martes, 22 de noviembre de 2016

ADRIANA COMÁN (Santiago del Estero)



LA MANIPULACION
Un musculo perfecto desea latir, nadie sabe la razón exacta, quizás lo abstracto, lo ininteligible ha tocado a aquel en su minúscula sensibilidad…
Al mar no le conviene que  reaccione y comience a funcionar pues ya no tendrá marionetas para manipular.


LA TARDE
 Aquella tarde monótona, en consonancia con su existencia intrascendente, ella detuvo su mirada en la pared vio una grieta que la transporto a la duda y el dolor. En ese instante todo cobro sentido y el cosmos interior de su ser se reordeno.


LA BESTIA
La bestia mira, se altera, se levanta, su cerebro comienza a excitarse y este ordena a los músculos a reaccionar…
La antropofagia es legal, una diversión perversa del lugar. ¡Péndulo irritante!
El joven camina erguido, firme, admira sus manos y se lanza. El tiempo lo demanda al igual que una mirada femenina, quien conoce la entrada y , claro, la salida.
El encuentro inevitable ha sucedido: ojos seductores, tiempo, hombre y bestia se han fusionado en este instante mágico; los roles se han alterado en una ráfaga inextinguible y surge del interior del gentío una voz tenue y confusa que interroga:  «¿Cuál es la bestia?»


TODO IGUAL…                 
Marcelo realizó su tarea a la perfección esa tarde de febrero, salió de su trabajo, caminó por el centro de la ciudad, observó la plaza, todo igual; fue al café, todo igual, miró el rostro de las gentes, todo igual.       
En el café, Doña Teresa mandó a uno de sus mozos a lustrar la mesa de la adinerada Noelia, oportunidad en la que él nunca vio nada igual: las piernas de esa mujer lo conducían directamente a las lápidas de los cementerios que oficiaban de mesa del café, los mármoles ubicados al reverso lo ocultaban. La belleza y la muerte contrastaban. Marcelo quiso  gritar, sin embargo atinó a balbucear algunos fonemas indescifrables, el cielo se tornó de un gris perfecto y su mente lo imitó. Ocasión en que  el mozo se acercó a Marcelo, Doña Teresa tragó saliva… Marcelo se incorporó y fríamente pronunció: «¡Todo igual!».  
     

BURBUJA DE SUEÑOS                  
Callada, solitaria, Micaela continúa con sus labores hogareñas. Su familia  es un logro personal, la vida le sonríe, sus hijas significan su orgullo. Todo, fruto de haberse “casado bien”, con quien debía, tal como su mamá, su formación y la sociedad lo indicaba.       Su burbuja, es imposible de penetrar, Micaela no teme, cree caminar firme, solo que sus pasos y su latir disminuyen; el espejo lo confirma, el tiempo, amante incuestionable de la corrosión y  la acrimonia,  ha efectuado su camino por las arterias de su vida. Ella, ave blanca y sumisa, se detiene… el espejo frunce el ceño para estallar ante la burbuja, fino cristal, cárcel de los sueños enquistados. 

Adriana Comán Nació en Santiago del Estero, Capital el 6 de agosto de 1981. Es Profesora de Lengua y Literatura. Obtuvo el 1 º Premio “Ignacio Laplana” en Poesía en todo el NOA con la obra Semillita Desprotegida durante  el año 2011. En el Año 2015 fue publicada por la Editorial Dunken con el poema Onírico. Es Autora/Editora Independiente de Libros Artesanales: Equilibristas. lleva publicado dos poemarios por la editorial independiente: Etéreos Instantes y La Tinta que se derrama.
Administra los siguientes blogs : http://burbujasdelanguarte.blogspot.com.ar/ http://cuentoshiperbrevessgodeletero.blogspot.com.ar 

sábado, 29 de octubre de 2016

ELSA BÖCKL (Tucumán)



DEMASIADO TARDE

La razón, el tino, la mesura, habían escarbado en mi pecho hasta que lo encontraron. Caminaban una y otra vez sobre su cuerpo enfermo.
«Demasiado tarde» me dijo el corazón mientras se resistía


DOLOR

La luna decidió esconderse por unos meses hasta que pudiera solucionar su problema.
Cada vez le dolía más que le recortaran el cuarto menguante


LAVIDA NO ES FÁCIL

«Tenemos que conversar» dijo el cuchillo. «Estoy cansado de cortar en trozos.»
«A mí tampoco me gusta vivir pinchando» contestó el tenedor cabizbajo y con un matiz de tristeza en su voz «pero pienso en los dientes que deben morder todo el tiempo para poder vivir y me conformo.»


SUEÑOS TRASNOCHADOS

Tus ojos me abrieron la puerta. Estaban dejándome entrar en tu vida.
Pero fue inútil. Mis ojos se empeñan en ver una puerta cerrada con mil candados de sueños trasnochados.

Elsa Böckl: Nació en Tucumán en 1944. Licenciada en Letras, se desempeñó como docente en nivel secundario, superior y universitario. Publicó volúmenes de poesía y microrrelatos: Microrrelatos para leer en menos de un minuto (2011). Es autora de trabajos de investigación, entre los que figura: Incidencia del quichua en la oralidad del educando del NOA (2012). Miembro titular vitalicio de la Sociedad Argentina de Historiadores.


Los textos y los datos biográficos fueron tomados del libro de Ana María Mopty de Kiorcheff Microrrelatos del Noroeste Argentino, Antología editada por Fondo Editorial, Subsecretaría de Cultura de la provincia de Salta.

viernes, 22 de julio de 2016

VÍCTOR HUGO LEDESMA (Santiago del Estero)


                                   


La lujuria
—Definitivamente me gustan las negras y si son culonas, mejor.
—Yo no soy pretencioso, la que venga, pero tengo mis reparos con los colores extravagantes.
—¡No tengo límites!, me cargue una viuda, y a la tarde una embarazada.
—Mi categoría impide ocuparme de la familia, por eso prefiero lo promiscuo. No te descuides, al grandote lo contagió una enlutada en pleno gaudeamus.
—No tengo miedo, mi mujer hace lo mismo, no le importa nada.
—Tomo mis precauciones, siempre me fijo bien en los rojos y amarillos brillantes.
Los sapos conversaban a la orilla del charco, midiendo sus pegajosas lenguas en actitud de disputa, por las arañas, que pendían de las telas.


Amor prohibido
El gato siamés la acompaño muchos años. Murió de viejo. El felino fue fiel en las malas y buenas. Ella decidió llevarlo a un cementerio de animales. Una pradera pequeña pero acogedora. El desconsuelo la agobiaba. Sus amigas acompañaban el cortejo.
—No te ofendas amiga, ¡pero sólo era un gato! ¿Por qué tanto duelo?
—Él fue testigo de mis íntimas miserias, guardó el secreto hasta el final, comentó entre lágrimas la perra labradora.


Sigmund eterno
Las almas en gracia viajaban de cielo a cielo buscando algún doliente a quién ayudar. Por el contrario, las almas en pena se quedaban en el cielo de origen con la obsesiva intención de molestar a los depresivos. Ante tal situación el Alma Mater, creó un sexto cielo. Era la opción para los espíritus histéricos.


Oftalmología
El insomnio lo hizo recorrer una decena de consultorios médicos. El clínico le recomendó ir a un gimnasio, que debía cansar su cuerpo. El neurólogo luego de los estudios relacionados con el Alzhéimer, le recetó ansiolíticos, pero sin resultado. Por fin dio en la tecla con el oculista.
— ¡Con estos anteojos no verá la pobreza, ahora podrá dormir tranquilo, señor intendente!


Caricias sin dueño
El joven no fue beneficiado por la belleza. Las mujeres no accedían a brindarle afecto. Se enamoraba con frecuencia sin ser correspondido. Cansado de esperar respuesta, tejió una cesta de mimbre muy cabedora. Los años de soledad lo hicieron perceptivo a la ternura. A las mañanas, temprano, ponía su bolsa al hombro y salía a recoger las caricias que desangraban los amores decepcionados.

Víctor Hugo Ledesma Bessone (La Banda - 1954) Docente, poeta y narrador santiagueño. Dedicó su vida a la docencia y en los ámbitos educativos de Santiago del Estero es ampliamente conocido. Fue director del Colegio San Jorge y posteriormente se desempeñó como Secretario Académico de la Universidad Nacional de Santiago del Estero donde continúa a la fecha. Lleva publicados 11 libros de poesía, cuento y novela entre los que se destacan Destellos en un espejo roto, El buscador de esencias y su máscara roja, El túnel del Rata y Baltasar punto y seguido.  En la actualidad es secretario de la Sociedad Argentina de Escritores, Seccional local. Obtuvo la Faja de Honor de la SADE 2014 por su novela El túnel del Rata. 

domingo, 5 de junio de 2016

ROGELIO RAMOS SIGNES (Tucumán)





AMOR QUIRÚRGICO

La primera vez que me rompiste el corazón, me operaron y estuve internado hasta después de las Fiestas.
La segunda vez que me rompiste el corazón, escuché que el médico le decía al instrumentista que estaba cansado de idiotas reincidentes.
Cuando sientas que es inevitable romperme el corazón por tercera vez, te ruego que lo pienses. Me he quedado sin obra social.


EL BESO DEL SAPO ENCANTADO

Siempre se puso en duda la veracidad de esta historia. ¿Puede un príncipe, por medio de un encantamiento, convertirse en sapo? ¿Y un sapo puede volver a ser el príncipe que dicen que alguna vez fue? Es difícil de responder. Tomar partido por “sí” o por “no” sería meterse en terrenos cenagosos.
Sólo podemos asegurar que cuando la bellísima princesa lo besó apasionadamente; el sapo, por supuesto, estaba encantado.


EN BUSCA DEL DIÁLOGO

Aquella tarde estuve a punto de decirle lo que pensaba de ella, pero preferí callar y me saqué la camisa. Ella, aunque también quería decirme algo, hizo silencio y se sacó la blusa.
Sin animarme a arriesgar una palabra, me quité el pantalón, mientras ella, con idéntico silencio, se quitó la pollera.
Era mucho lo que teníamos para decirnos, pero todavía guardamos silencio un momento más, hasta despojarnos de la ropa interior.
Entonces sí, ya no hubo impedimentos, y pudimos hablar a calzón quitado.


ELLA Y SUS FRASES

“Como dijo Zenón -me anunció ella-, has de saber que tienes dos orejas y una sola boca para que, oyendo mucho, hables poco.”
Yo, que suelo ser muy tonto cuando me lo propongo, y que oyendo poco, hablo mucho, le pregunté con harta suficiencia “¿Qué Zenón dijo eso? ¿Zenón de Citio o Zenón de Elea?”
Y ella, que tiene pocas pulgas (porque es muy limpia) tomó su cepillo de dientes, su jabón, su esponja, su toalla, y me dejó aquí, en medio de esta habitación, solo como un hongo y sin saber, eternamente, a qué Zenón se había referido cuando me dijo aquello.
Tal vez me lo merezco.


FAHRENHEIT 1976

No era el fútbol que a mí me gustaba. De hecho tampoco era fútbol, pero así le llamaban y era el único deporte que se practicaba. La pelota, de cristal transparente y alargada como un chorizo, era trasladada de campo a campo en el bolsillo del delantal; no podía ser tocada con los pies (lo que automáticamente suponía la cárcel para el involuntario pateador); los penales se decidían según cómo cayeran los dados dentro de una pileta de natación; y a los goles los anotaban los arqueros, cabeceando la pelota colgados de un helicóptero, y sólo si llovía.
No era el fútbol que a mí me gustaba, insisto, pero le llamaban fútbol y era lo único que se practicaba allí por entonces. Así y todo llegué a ser el goleador del torneo, lo que unánimemente se consideraba una afrenta al país. Por ello es que fui condenado a escribir un árbol ("Graciela y Antonio se aman" fue mi frase), a plantar un hijo (en el patio de atrás del conservatorio de corte y confiscación, como es bien sabido) y a tener un libro. Eso desencadenó mi tragedia, porque los militares (otra vez) habían derrocado al gobierno. Así fue como cortaron el árbol (porque entorpecía la luz de un semáforo), se llevaron a mi hijo con incierto destino, y quemaron el único libro que tenía en mi biblioteca.


Rogelio Ramos Signes (San Juan, Argentina, 1950) vive en Tucumán desde 1972 y ha publicado más de veinte títulos de poesía, narrativa y ensayo. En microrrelato ha publicado Todo dicho que camina (Universidad Nacional de Tucumán, 2009); es autor de siete libros de microrrelato inéditos y de un libro de teoría. Ha sido incluido en numerosas antologías, en diferentes partes del mundo, compiló Monoambientes donde se incluyen 29 microrrelatistas del NOA,  ha dictado charlas y conferencias y ha coordinado talleres dedicados a la minificción. Hace poco tiempo se publicó La vie en bref, antología de microrrelatos bilingüe castellano/francés. En los próximos días entrará en imprenta Cuaderno Laprida, un proyecto por demás interesante.





jueves, 28 de abril de 2016

ADRIÁN GIMÉNEZ PRADO (Santiago del Estero)



PARADOJA DEL TODO

Pretendió salir de su infinito Imperio para conquistar remotas tierras. Fue así como, en su ambicioso intento, destruyó y saqueó lejanas comarcas con su invencible ejército.
Al tiempo de andar por interminables valles, le sorprendió la fatiga. Ya era muy tarde cuando comprendió que nunca había salido de su imperio.


VINDICACIÓN PROFANA

… Entonces Judas interpretó que en verdad Jesús era el Hijo de Dios y, de inmediato, decidió probarlo ante los príncipes de los sacerdotes y ante el concilio. Habiéndolo entregado con el consabido beso, comprendió, recién con la detención de Jesús, a que se refirió Cristo cuando, en el  anuncio de Su Pasión, les dijo a los discípulos  que sería entregado y matado por los hombres y que al tercer día resucitaría entre los muertos. Judas, invadido por la emoción de ser él el intermediario de la profecía, no soportó la espera y, quitándose la vida, quiso estar ese mismo día con Cristo en el Paraíso. De ahí en más, hubo en el mundo otros intentos de justificación del suicidio.

AMOR ETERNO
¡Jamás la perdería! Por ello mató a su adúltera mujer, para estar con ella hasta en el infierno.

LOS ALQUIMISTAS
Lo miré con tal éxtasis que casi no podía controlarme. No podía creer que el maestro quisiera compartir conmigo el tan deseado elixir de la inmortalidad.
Cuando comprobó que nadie nos había seguido, sacó del bolsillo de su chaqueta un frasquito que contenía varias píldoras. Luego de destaparlo, me ofreció unas cuantas que yo acepté gustoso.
Antes de concluir con el improvisado ritual, se despidió diciéndome: «Pronto conocerás el vértigo de la eternidad». Acto seguido, ingirió las píldoras y, tras un leve espasmo, cayó de espaldas contra el suelo.
Esperé expectante a su lado pero no percibí movimiento alguno en su cuerpo. Lo que me decidió, fue esa paz que reflejaba su rostro.

DORMIDO
Se detienen la estación el último tren de la tarde. Del mismo, baja un individuo vestido todo de gris, portando en su mano derecha un pesado maletín y en su mano izquierda un periódico.
Mira a su alrededor la desierta estación y, con asombro, descubre (cuando ya el tren es un punto invisible) que este miserable pueblo no es su destino.

LA CARROZA
¿Quién no soñó con este momento? Le miran todos y hasta hay quienes le envidian. Él, sin embargo, parece ignorarlo todo. Como si no supiera que es el centro de atención de todos los curiosos, sigue su paseo en su elegante carroza con caballos blancos hasta entrar en el centro y doblar por la plaza principal. La gente se detiene ante su presencia y, con una modesta reverencia, le ceden el paso hasta que se pierde por el camino que le lleva al cementerio.


Adrián Giménez Prado Nació en Santiago del Estero en 1962. Estudió derecho y entre sus publicaciones figuran Imágenes  (Plaqueta de poemas) e Inventario en blanco y negro. Fue colaborador de la página cultural del diario El liberal, participó en recitales poéticos,  ferias de libros, peñas literarias como la del café Tortoni y ha difundido sus poemas por Radio Nacional Santiago del Estero. Fue miembro activo de la Asociación Literaria María Adela Agudo. Rescatado por José Andrés Rivas en su antología crítico temática Santiago en sus letras
Los textos que se incluyen en esta antología fueron extractados de su libro Inventario en Blanco y Negro.


viernes, 1 de abril de 2016

SYLVINA BACH (Tucumán)


Gabriel y el mosquito

Un mosquito vive en el auto de Gabriel.
Gabriel supone que se metió de polizón en las cercanías de Retiro, cuando iba a esperar a alguien.
Lo vio revoloteando como si examinara el tapizado de los asientos, el espacio de vuelo; paseándose por delante del parabrisas con actitud provocadora. Después emprendió una veloz carrera hacia él, desafiante, como si quisiera provocar un duelo cuerpo a cuerpo entre los dos; pero Gabriel, por pura casualidad, prendió el aire acondicionado y la ráfaga empujó al mosquito hacia atrás impidiéndole volar, como un viento huracanado.
«A veces lo dejo picarme como si no me diera cuenta, y cuando no lo aguanto prendo el aire y lo dejo luchando contra el viento», dice Gabriel.
No ha vuelto a abrir las ventanillas, porque no quiere que se vaya.


Tragedia

Ella pasa corriendo enfrente de todos a gran velocidad. «¿Me ves?», «¿Me ves?», «¿Pueden verme?», pregunta con desesperación, y todos le responden que sí. Ella estalla en llanto. Un hombre se le acerca y le pregunta qué le ha pasado. La criatura se seca las lágrimas y por detrás de las trenzas contesta «Había aprendido la fórmula para desaparecer, pero se me había olvidado»


Alguien gritó…

Alguien gritó preguntando mi nombre.
«Jonás» respondí.

Y me volví a la ballena.

Sylvina Bach nació en el 75 y según sus propias palabras es «Psicóloga y escritora, profesiones que conjugan la posibilidad de profundizar en el conocimiento de la vida y la naturaleza humana, por eso las dos cosas me apasionan. La historia de amor con la poesía y la literatura nació en mi infancia y enriquece mi vida.»
He editado el libro de poemas Cuadernos de Jonás, participa de numerosas antologías literarias y es autora de otros libros de poemas y microrrelatos que aún permanecen inéditos. 

martes, 15 de marzo de 2016

PATRICIO RAMOS GATTI (Tucumán)



El Asesino
            Siempre fui un asesino.
Mataba hormigas todo el día, y cualquier otro insecto que osara pasar a mi casa.
 Mataba mi sueño con relojes.
Compraba gas y me mataba de risa.
Una vez el verbo “amor” se filtró entre mis vísceras, pero también termine con él y con ellas.
En el hospital no me dejaron matar nada, ni los malos recuerdos, ni siquiera mi sed. NADA.
Hoy ellos creen que estoy curado, solo porque me quitaron el sueño, el habla, el alma, los brazos, la vida.
Pero compre un televisor, y ahora mato el tiempo.

Matan que amores
            Empecé con la pregunta “¿Cuánto por quererte?”, y  termine diciendo “¡Cuánto te quiero!”.
Siempre fue igual, el dolor de querer solo a veces, es querer a veces solo el dolor.
Como cuando te conocí, que fue un amor a primera vista, y luego mi vista te sorprendió con tu primer amor.
Recuerdo que esa noche me fui para olvidar y jamás perdonarte lo ocurrido. Pero ocurrió que a esa noche jamás pude olvidarla. 


Biografías (III)
            Desapareció de la música y del arte.
Tuvo su gran éxito de papel, pero lo quemo a tiros en su cabeza.
Su luto solo duro una semana en este cruel mundo de las modas.

El Arca
            Vamos, come de mis manos, que el arca ya está lista.
No todas las especies se salvaran y tú eres la única mujer a bordo.


Patricio Ramos Gatti (Tucumán. 1973)  Artista plástico y productor gráfico, ha ilustrado numerosas revistas técnicas y de arte, además de haber realizado exposiciones de pintura y dibujo, colectivas e individuales. Edita desde el año 2003 la revista A y C (dedicada a Arquitectura y Construcción) que puede leerse en el siguiente enlace: http://ayc-revista.simplesite.com/423422529

La foto que ilustra la presente selección fue tomada de la página Web MASTICAR  RABIA http://masticar-rabia.blogspot.com.ar/2015/08/el-asesino-poema-de-patricio-ramos-gatti.html
Los textos incluidos y la biografía del autor fueron tomados del libro Monoambientes (Microrrelatos del Noroeste Argentino) de Ediciones Desde la Gente. Selección y prólogo: Rogelio Ramos Signes.

domingo, 28 de febrero de 2016

PATRICIA CALVELO (Jujuy)






Divinas metamorfosis

El divino seductor toma forma de toro, de cisne, de lluvia de oro, de sátiro, de águila, de cuanto ser animado e inanimado exista para poseer a las bellas mortales y a las soberbias ninfas. Se va obligado a emplear estas artes por su esposa Hera, que es monstruosamente celosa y lo vigila por donde quiera que vaya. Él, con todo, siempre logra burlarla para holgar deliciosamente con cada nueva mujer. Y luego, reunido con los olímpicos, se jacta de sus conquistas amorosas.
Hace un momento se ha transformado en un bellísimo e inmaculado cisne para gozar a Leda. Después de la apasionada unión, el dios descansa satisfecho sobre la hierba. Mientras tanto, la joven se incorpora, se viste y se marcha, y con cada paso va recuperando la forma de la diosa ente las diosas, que es celosa pero no tonta y también sabe sacarle provecho al arte de la metamorfosis. 


El Diluvio

Luego de largos meses de durísima labor y un poco descanso, han concluido la magnífica arca. El anciano da cientos de instrucciones a todos acerca de cómo, cuando, por que, para que y con que hay que llenarla. Su boca no cesa de proferir advertencias y amenazas. Finalmente, el aprovisionamiento se ha llevado a cabo.
Entran dos en dos en la inmensa embarcación: “¡una pareja de cada especie!” grita incansable el patriarca. En el séptimo día, cuando hasta el último detalle ha sido cumplido al pie de la letra, cierran el arca con la sensación del deber cumplido. Han dejado al viejo en tierra y, con las primeras gotas, ven con satisfacción como se ahoga en su propio diluvio. 


Tartamudeo

Ah. Ahí está. Ahí está ella. Ella. La muy zorra. Viene a decirle que. Viene a decirle que no. Que no se acerque más. Que no se acerque más a. A su esposo. Que si se acerca. Que si se acerca de nuevo. Si se acerca: no sabe. No. No sabe de lo, que ella es capaz. Que cuidadito. Viene a decirle que tenga mucho cuidado. Mucho cuidado con ella. Pero no. Pero no, no, no le va a decir. No le va a decir porque. Porque acaba de. Acaba de, de llegar su esposo. Su esposo, que la besa. Que la abraza. A la otra, la besa, la, la abraza. Y ella se vuelve. Mejor, sí. Mejor se vuelve. Se vuelve sola a, a casa.


Capilla ardiente

 Finalmente que ha quedado dormida. Después de llorar y llorar por él durante tantas horas. Después de mirar y mirar las fotos de él y acariciarlas y besarlas sin poder parar de llorar. Después de rezar y rezar para que el vuelva. Después de encenderle una velita a San Antonio para que él vuelva. Y sus rezos son oídos: él vuelve. Un poco tarde, vuelve, porque el fuego de las velas ya ha consumido todo: la imagen de San Antonio, la de Santa Rita, la de San Expedito, las cortinas, la cama, las fotos de él, el cuerpo de ella.

Patricia Calvelo, nació en Buenos Aires en 1970 y se radicó en Jujuy en 1984. Profesora y Licenciada en Letras, mientras se desempeñaba como docente en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la universidad Nacional de Jujuy obtuvo el Doctorado en Letras en la Universidad Nacional de Tucumán. Ha publicado artículos, actas y volúmenes conjuntos para revistas especializadas. Entre sus libros mencionamos Pasajero solo (poemas, 2000), Relatos de bolsillo (microrrelatos, 2006) y Fórmula para incendiarios (poemas, 2008) Ha escrito en co-autoría con otras investigadoras La abreviatura. Evolución de un rasgo escritural (1997), Diccionario de Latinismos y Cultismos de origen latino en la Administración Pública (2003) y Ludi Magister (2003)

Los textos que componen la presente selección fueron extractados del libro Monoambientes (Ed. Desde la Gente, 2008) del escritor tucumano Rogelio Ramos Signes quién actuó como antólogo y fue quien seleccionó los textos que componen el mismo.
La fotografía de Calvelo fue tomada de la página Web http://unju.academia.edu/PatriciaCalvelo

lunes, 25 de enero de 2016

ANDRÉS NAVARRO (Santiago del Estero)




Minicuento

Voy a escribir un minicuento. Puede ser sobre un enano de plástico que vivía en un mundo de plástico. Puede ser que un día como cualquier otro este enano de plástico descubra que parte de sí no es de plástico. Puede ser entonces que eso se empiece a notar y que los demás enanos de plástico del mundo de plástico lo empiecen a señalar. Puede ser que este minicuento se esté extendiendo demasiado. Lo voy a terminar aquí.


Cuatro monos

El primer mono tomó el objeto con cierto recelo y lo depositó cuidadosamente en una rama de hojas secas. Lo examinó atentamente, de un lado, del otro, llegó a la conclusión de que jamás había visto tal cosa.
El segundo mono enfatizó nerviosamente en los colores del objeto y propuso los comparasen con los de algún otro objeto conocido por ellos.
Un tercer mono, ya más intranquilo, intervino y advirtió que ningún objeto conocido tenía tales colores e impeló a sus compañeros a deshacerse inmediatamente de aquello. Decisión aprobada ruidosamente.
Un cuarto mono, más calmado, trató de serenar los ánimos diciendo –vean compañeros, una vez fuimos aturdidos, ustedes recordaran, por una turba de buitres. En aquella ocasión nos refugiamos en lo alto de la selva y sin embargo estos carroñeros nos increparon con famélicos insultos. Nosotros llegamos a dudar de nuestra condición vital pero cuando uno de esos embusteros animales se acercó demasiado nos abalanzamos sobre él y le dimos muerte. Después de ese acto de extraordinaria camaradería las otras malsanas bestias nos dejaron en paz ¿lo recuerdan ahora?
En tanto, el objeto había descubierto un sendero entre las hojas secas y ya se encontraba, sin temor alguno, donde los suyos.


Enanos de civil

En un bar, tomando un café, pienso en los enanos.
¿Qué hacen los enanos cuando tienen franco? ¿Cómo es un enano de civil? Tal vez esta muchedumbre caótica sean en realidad los enanos de civil. Tal vez están de civil pero no de franco. Que miedo. El ejército de enanos está infiltrado entre vosotros. Mejor pido la cuenta y me voy.
El mozo me mira raro; debe ser un enano.


El encuentro

Dos personajes de dos libros contiguos de la biblioteca de Babel se encontraron, un buen día, en un tercer libro. En el primer libro se relata la misma historia que en el segundo. La única diferencia estriba en que en el primer libro hay sólo un personaje y en el segundo están los dos. De modo que el tercer libro trata de este encuentro en dónde el primer personaje no conoce al segundo, pero el segundo sí al primero y toda su historia. Generando así, gran confusión en el primer personaje y jocosas risotadas en el segundo.


Elena

Elena se levantará pronto, me dijiste con lágrimas en los ojos. Supe que debía marcharme. Supe que ya no me amabas, me lo decía tu mirada. Antes de que se levante Elena, te dije, quisiera contarte todo lo que pasó. Tus ojos no cambiaron y supe que debía marcharme. Elena me va a olvidar, te dije. Y tu mirada me dijo que ya no me amabas.
Desperté varios días después, cuando Elena ya estaba levantada. Pero tus ojos no cambiaron. Habrá sido un sueño, te dije y te lo conté todo. Tu mirada envuelta en lágrimas me dijo que ya no me amabas.
Ha pasado un año desde que Elena se levantó y varios meses sin verte. Te contaría de este último tiempo, pero… temo la verborrea de tu mirada.
A veces me pregunto si reconoceré a Elena y no encuentro respuesta. Busco con la mirada pero cerrando los ojos. No quiero ver, pero quiero encontrar ya no se qué. Y esto no se cierra, no tiene final. Sigue, persiste en la barbaridad de un llanto que se contiene a sí mismo. Y esto no se olvida.
Despertaré un día y te preguntaré si todo fue un sueño. Me contestarás que sí. Callaré y volveré a dormir, antes de que se levante Elena. 

Andrés Navarro. Una vez fue al mercado a comprar mandarinas y compró bananas. Hizo un poema.
Una vez se obsesionó con un cuento de Kafka. Lo desarmó palabra por palabra para ver si así conseguía descubrir el secreto del checo. Se dio por vencido. Escribió un cuentito.
Una vez fue a Tucumán a estudiar Arquitectura. Volvió a Santiago a mitad de año. Al año siguiente volvió a Tucumán a estudiar Psicología. Varios años después volvió a Santiago con el titulito. Y poemas y cuentos.
Una vez, en Santiago del Estero, allá por 1980, nació.
Una vez escribió algo acumulando frases sin pensarlas y sin conexión. Se las mostró a un estudiante de Psicología: mhhh!!! esto habla de sexo, aseguró.
Una vez pintó una bandera con la cara del Roby. La interceptó la policía en un enfrentamiento Mitre/Sarmiento.
Una vez se inscribió en u concurso de poesía. Ganó el primer premio. No se alegró.

Los minicuentos de esta selección forman parte de su libro ENANOS ESCONDIDOS (Perras Negras edita, Santiago del Estero, 2011, edición artesanal) y la semblanza del autor se corresponde de manera textual con la que se puede leer en la contratapa del libro. La fotografía que ilustra la nota fue tomada del muro  de Andrés en Facebook