miércoles, 27 de octubre de 2010

UNA ESCENA - Alberto Tasso






Están sentados delante mío, en otra mesa, pero dándome la espalda. Hablan. Beben vino tinto. Es una noche de viernes, y ellos están muy juntos en un lugar así, de segunda, llamado la casa de X. Tienen… ¿Treinta años? En el lugar hay luces, aplausos, indiferencia de los músicos cuando dicen sus frases previsibles, y  efusión, un segundo después cuando tocan y cantan. Ella es morena, de labios rojos. Y un poncho marrón con listas también rojas, pero no tanto. Se le adivinan los hombros. En un momento conversan. Él se inclina y le habla. Se ríen. Él le acomoda el poncho… y de paso su mano le toca el hombro. Esas sensaciones que conoce la mano de un hombre: la espalda de la mujer, aquello que muestra al irse. Pero ésta no se va. Más bien se acerca a él y le dice: Tocame, estamos así ahora, tan bien. Acaso no estamos de acuerdo en… el color del vino, en ese lugar de Árraga y en la música de ¿Aldo Monges? Él hace una broma. Ella ríe nuevamente, se levanta al baño y pasa a mi lado. El fuma. Tanta intimidad sobre la mesa. 

3 comentarios:

  1. Alberto, tengo afinidad, me gusta mucho lo que escribí, alguna vez leí en mi programa eso tan lindo que tenés sobre tu casa, no recuerdo el nombre ahora...cada palabra es un terciopelo por donde puede pasarse la mano y sentir el goce. Me encanta lo que hacés y mirá que soy hincha con lo que leo eh?

    Un abrazo.

    Lily Chavez
    Córdoba
    http://lilianachavez.blogspot.com
    www.programalunadepajaros.blogspot.com

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  2. Gracias por este cuento, Alberto, qué bien me hace leerlo, el final me deja una sensación entre picaresca y profunda.

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  3. Gracias por esta historia, Alberto Tasso, me trae la combinación justa de una sensación picaresca y un sentimiento profundo

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