jueves, 24 de noviembre de 2011

El tesoro (Susana Rosa Lares)







La muchacha cubría su cuerpo con una chilaba oscura. La burka sólo dejaba ver sus bellos ojos almendrados. El jinete detuvo la marcha de su cabalgadura ricamente enjaezada y le dijo que si le dejaba ver su rostro —que seguramente sería tan hermoso como sus ojos— él se casaría con ella.
—¿Estás seguro, señor? —repuso la joven.
— Sí, te lo juro por Alá —fue su respuesta contundente.
Ella fue bajando lentamente el velo. Él dio vuelta su cara con un gesto de repulsión y se marchó al galope.
Entonces, la madre le preguntó a la hija:
—Era el candidato ideal para ti, ¿por qué usaste la magia para afear tu rostro?.
La veinteañera contestó con firmeza: Porque él sólo deseaba mi belleza exterior y el verdadero tesoro está en mi corazón, que se refleja en mis ojos.

2 comentarios:

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  2. Milésima segunda noche, muy bien construída. Parece resbalar hacia lo cómico lo que otorga más contundencia todavía al final.

    Guillermo Zimmermann

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